Llovía…
a cántaros.
Llovía…
¡No sabes cuánto!
Las lágrimas todas sobre mi saco
Saco que representaba…
Nuestro vivir…
La oscura manera de lamentarnos por ser
malditos.
Un vagabundo que me sonreía llorando…
Todo mojado,
y calzábamos los mismos zapatos.
Pasos bajo la lluvia sobre la playa
armoricana. Pasó.
Se acomodó en un asiento de la tempestad,
de mi hogar.
Fumando un poco…
Hablando del temporal anónimo,
De una carta mal escrita…
Llorábamos…
Sentimos tanto el lagrimeo de los dioses…
Las rosas palpitando en los jardines…
Y nosotros muriendo.
Hablábamos,
Unos minutos tras otros, fumábamos, nos
reíamos…
E intercambiamos los zapatos.
Nos encontrábamos…
En la oscuridad del saco
Y llovía… Llovía a cántaros.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario