Sólo la mirada condensada en un hilo de tu cuerpo.
Sólo la delgada línea de nuestros
ojos orbitando el espíritu de lo que nos habla en esta habitación.
Nos habla el
pulso divino, el entramado de sangre dentro del mármol, el calor de tus venas,
la brillante musculatura que pende hasta el final de tus pies.
Mientras te miro me hago vino de tu interior, mientras te miro nos queda por ver el fin de tu pulso y el mío. Y es que a tus ojos le habla la bocanada de cincel, a tus ojos le habla la luz que no es humana, en tu piel se deshacen las huellas de una criatura del altar más excelso.
Quisiera mi espíritu volver para decirte y mirarte mientras me deshago en tu mármol, quisiera volver otro siglo y otro más para David.
Mientras te miro me hago vino de tu interior, mientras te miro nos queda por ver el fin de tu pulso y el mío. Y es que a tus ojos le habla la bocanada de cincel, a tus ojos le habla la luz que no es humana, en tu piel se deshacen las huellas de una criatura del altar más excelso.
Quisiera mi espíritu volver para decirte y mirarte mientras me deshago en tu mármol, quisiera volver otro siglo y otro más para David.
31.12.2015
Si tus palabras viene del cielo se plasma como el marmol de Miguel Angel, feliz el que lee y de la mirada que contempla una obra de arte
ResponderBorrar